Este es el inicio de un breve espacio que pretende llegar a ustedes (visitantes de dicho sitio) cada semana, ya sea sábado o domingo me dedicaré (algunas veces siendo más extendida que otras) a publicar algo. No prometo hacerlo más seguido o abundar mucho en algunos temas ya que, como mis conocidos saben, no dispongo de mucho tiempo libre (sin afán de presumir ni resultar altanera o como sea) y encima de ello, quizá sin escribir algo muy frecuentemente, tenga mayor diversidad temática en lo que a escritura de relatos se trata.
La idea principal de este sitio es contar historias urbanas, cosas cotidianas pero que a su vez no son del todo mecanizadas ni del diario para todos, más bien, son destellos de peculiaridades que he de presenciar para compartir -con todo gusto- con ustedes, esperando les guste y de la misma manera, se interesen en aportar algo en forma de comentarios... ya sean a favor o en contra de lo que aquí se escriba. Toda ideología y opinión será respetada. Tienen tanta libertad de escribir aquí cuanto les plazca como yo.
Gracias por darse una vuelta por acá y leer esas líneas que si bien, pudieran no ser de su agrado, por lo menos espero dejarles pensando en algo. GRACIAS. Sin más por el momento... comenzamos.
Hace unos días; para ser exacta el 26 de Febrero del año en curso, camino a la escuela iba viendo que en cierta parte de la Avenida López Portillo, habían varios sobres tirados en el suelo, desde la misma Avenida, hasta el camellón e incluso en l banqueta. Eran sobres de diversos colores, predominando el blanco con orilla rojas y verdes como intermitentes y los que eran completamente crema. con algunas estampillas en las esquinas superiores e incluso, la abundancia en sobres me hizo pensar en algo... principalmente formuló preguntas como: ¿Por qué estarán ahí?, ¿hace cuanto tiempo que se encuentran así?, ¿Quién los habrá dejado? y principalmente... ¿qué harán las personas a quienes iban dirigidas al no recibir respuesta?
Pensando, se me ocurrieron algunos motivos del por qué estaban ahí, entre los cuales se encuentran los siguientes:
- Quien las iba repartiendo iba en motocicleta y el ruido de su transporte ni siquiera le dejó percatarse de que las cartas, paquetes o lo que fuera se le había caído.
- El repartidor se dio cuenta de que se le cayeron las cartas pero, al estar consciente de que se encuentra en una avenida rápida (jajaja cuando no es estacionamiento dado al atoramiento al que está expuesta en horas pico) le parece que regresar a recogerlas sería peligroso para él además de que le tomaría mucho tiempo, así que decide continuar con lo que le falta repartir y tener más cuidado si es que le interesa lo que hace; si no, ni siquiera se molestará en pensar lo que pasó y simplemente continuara con su camino.
- Desgraciadamente, quien las llevaba sufrió un accidente y requirió asistencia médica así que lo que pasa a segundo término es la entrega de las cartas, quedando éstas a la deriva.
En si, el motivo principal de escribir sobre esto, no es buscar los motivos por los que las cartas estaban ahí abandonadas. En sí, es pensar en quienes no recibirán una respuesta... ¿qué tan gratificante o doloroso es quedarse en la incertidumbre esperando que alguien de una respuesta, mande algo para librarnos de males o emprender proyectos, intentando saber si alguien sigue en este plano aunque lejos, si aun nos aman, si nos recuerdan, si desean seguir en contacto con nosotros... o no?
¿Qué se supone que debe hacerse día a día tras la espera de una carta que es lo único que nos queda como medio de comunicación, como enlace, como prueba de que alguien sigue sano y salvo del otro lado?
¿Qué tan feliz o infeliz puede hacernos el saber de alguien a quien intentamos contactar y no recibir respuesta? lo cual nos hace pensar que la muerte ya nos llegó... "la muerte sólo nos llega cuando el recuerdo no nos lleva".
¿Qué se hace, cómo se entiende si no sabemos qué sucedió, cómo enlazar personas y temáticas que importantes son?... Todo por una carta que nunca llegó.
